༺ Personas que se quedan ancladas en el pasado (4) ༻
1.
He aquà un dato interesante.
Cuando unas nalgas bien entrenadas se ponÃan a sudar, se volvÃan tan suaves que resultaba difÃcil agarrarlas.
Era el caso de las nalgas de Sharon, que eran tan firmes como las de las instructoras de Pilates más entrenadas.
Sus blancas nalgas, levantadas en alto, brillaban por la mezcla del sudor y el jugo del amor que las cubrÃa.
“¡Ahh! ¡No puedo! ¡No puedo! Kyah!”
Mientras esto ocurrÃa, Sharon sujetaba la almohada con tanta fuerza que parecÃa a punto de reventar, al tiempo que agarraba la p*lla de Siwoo con las nalgas levantadas.
Cada vez que su dura y enorme vara penetraba profundamente en las profundidades de su estrecho agujero, ella dejaba escapar una serie de gemidos.
Su espalda se arqueaba maravillosamente mientras se retorcÃa sin mostrar siquiera un poco de contención, prueba de que estaba disfrutando cada momento de aquello.
“¡Siwoo-! ¡Kyaah! ¡S-Siwoo! ¡S-Despacio! Ah, ah!”
“¿Cómo que más despacio? Fuiste tú quien me dijo que fuera asÔ.
Después de empujarla a la cama.
Inmediatamente pasó a “disciplinarla”.
De hecho, el incidente que ha ocurrido hoy ha sido completamente culpa de Siwoo.
Asà que, aunque era él quien la “disciplinaba”, sólo lo hacÃa porque era lo que ella querÃa.
Por supuesto, no es que odiara hacerlo, más bien le encantaba.
“Perdóname. ¡S-Siento haberte fastidiado… ahh-! ¡T-Te gusta eso! ¡Haeung! E-Estaba equivocada!”
“Si sabes que te equivocas, ¿por qué lo hiciste, hm?”
“¡Ahh!”
-¡Golpe!
“¡Kyaaah!”
PodÃa sentir la sensación persistente de las nalgas sudorosas de Sharon en su mano.
Varias marcas rojas de sus manos decoraban sus firmes nalgas, convirtiéndolas en una fascinante obra de arte.
Una vez que empezó a darle una buena nalgada en el culo, le resultó difÃcil dejar de hacerlo. Porque cada vez que lo hacÃa, ella se estremecÃa mientras dejaba escapar un sonido sucio que resultaba adictivo para los oÃdos.
“Respóndeme. ¿Por qué lo hiciste si sabes que está mal?”.
“P-Porque estaba enfadada… y quiero que sepas que lo estoy… ¡Kyah!”.
En cuanto se vieron en esta situación, dejó de importar quién de los dos estaba equivocado.
Siwoo estaba claramente equivocado, pero cuando él la atormentaba asÃ, ella sólo podÃa soltar un fuerte gemido de satisfacción. Esto le sacaba de apuros a la vez que satisfacÃa el deseo de Sharon de ser dominada.
Era lo que se llamarÃa una relación simbiótica perfectamente elaborada.
“Ahora, muévete tú”.
“¡Es-Espera…! YO… YO… Haeung…!”
Ella movió su bonito trasero.
Inclinando la parte superior del cuerpo hacia delante, balanceó la cintura hacia delante y hacia atrás, metiendo y sacando repetidamente la p*lla de Siwoo.
Aunque su c*ño estaba completamente empapado de jugos amorosos, su carne interior aún podÃa agarrar con fuerza la gruesa barra de carne de Siwoo.
Aunque habÃa estado haciendo esto con ella todos los dÃas, nunca se habÃa cansado de ello y habÃa una buena razón para ello. Por el contraste entre su aspecto actual y el de cuando la conoció.
Cuando se conocieron, Sharon desprendÃa un aire frÃo, arrogante y distante. Pero ahora se abrÃa de piernas para él, como una perra en celo.
Le temblaban las caderas cada vez que oÃa sus palabras sugerentes.
Dicho asÃ, ¿cómo no iba a disfrutar con algo asÃ?
“¡H-Haeung-! S-Siwoo, creo que voy a…”.
De repente, su carne interior se tensó al recibir toda la longitud de su vara antes de girar la cintura.
Mientras su espalda temblaba violentamente, alcanzó por fin el orgasmo.
Sus dedos se movieron.
Como tenÃa las nalgas levantadas, Siwoo pudo ver cómo se retorcÃa repetidamente.
Mientras él se deleitaba con la visión, Sharon se aferraba a la almohada.
“Ja… ja…”
“Veo que no has reflexionado en absoluto sobre tus actos. ¿Quién te dijo que podÃas correrte primero?”.
“¡P-Perdona! ¡Ahh! Perdón!”
“¿Cuántas veces te has corrido ya sin mi permiso?”
“¡T-Tres veces! ¡E-Eran tres veces! Ahh!”
Mientras que ella lo habÃa hecho tres veces, él aún no lo habÃa hecho ni una sola.
Naturalmente, se sintió eufórico por este hecho. Su resistencia habÃa aumentado considerablemente en comparación con antes. A pesar de ello, no se lo puso fácil.
“Asà no se puede. Ponte de rodillas”.
“¿AsÃ…?”
Ella siguió dócilmente sus palabras, arrodillándose en la cama boca abajo mientras él le agarraba firmemente las caderas.
El hecho de que ella adoptara una postura sumisa le produjo una extraña sensación de inmoralidad. Era como si estuviera a punto de violarla mientras ella intentaba suplicarle perdón.
Siwoo le pasó la palma de la mano por el c*ño mojado, limpiándoselo con cuidado.
Al hacerlo, salieron espesos jugos de amor.
“Di que quieres que te folle”.
“¿H-Huh?”
“Dilo. Con un ‘por favor'”.
Sharon levantó ligeramente la cabeza para mirar a Siwoo.
Considerando que ya habÃa hecho el ridÃculo al correrse repetidamente, empezó a suplicar a Siwoo, dejando escapar lágrimas lastimeras mientras le suplicaba con los ojos: “Por favor, perdóname…”.
Pero, muy pronto, borró esa mirada de su rostro mientras su cara empezaba a enrojecer.
“¡Fóllame, por favor! Kyah!”
2.
‘Es un sueño’.
‘Todo es un sueño’.
gritó Eloa con dolor.
Igual que durante las secuelas, cuando Dios envió una lluvia inmensa durante cuarenta dÃas y una noche para lavar a los malvados humanos.
El paisaje que se desvanecÃa estaba rodeado de agua.
HabÃa llegado de nuevo el tiempo de la alegrÃa.
El sueño, el único lugar donde podÃa ver a Ravi, a quien ya no podÃa volver a ver.
Al mismo tiempo, también era el tiempo del sufrimiento.
Porque era el único momento en el que podÃa ver a Ravi, a quien ya no podÃa volver a ver.
¡Maestra!
‘No significa no’.
Ravi, que en ese momento habÃa pedido repetidamente algo a su Maestro, alzó la voz mientras sus mechas se balanceaban en el aire.
Por primera vez desde que Eloa la crió desde que era un bebé, se comportaba asà con ella.
Era la primera vez que Ravi se rebelaba contra su Maestra.
Pero, ¿por qué? Maestra, mientras estemos juntos, ¡nadie podrá detenernos! Los Homúnculos, los Exiliados Criminales, ¡los derrotaremos a todos!
“Ravi, somos brujas. Matar a los Homúnculos y a los Exiliados Criminales no es nuestro objetivo final. En lugar de eso, deberÃamos elevar nuestros rangos y…”.
‘¿Y qué? ¿Alcanzar la cima que nos fijó la Bruja de la Creación? ¿Para qué?’
Ravi interrumpió las palabras de Eloa en tono cortante.
Su tono era tan inusualmente duro que costaba creer que saliera de ella.
Asà de enfadada estaba.
Estaba desilusionada con la bruja y, por extensión, con la propia Eloa, ya que no les importaba nada más que su propia investigación mágica.
‘¿No te lo he enseñado? Es porque ésa es la razón por la que existimos’.
‘¡Y eso no me gusta! ¡La gente está muriendo! ¿Por qué estudiar magia es más importante que eso? No lo entiendo’.
‘Ahora te pones terca’.
Ravi, que salió al mundo moderno con Eloa para jugar, fue testigo de cómo la gente morÃa por culpa de los Homúnculos.
Asà que bombardeó a su Maestra con un aluvión de preguntas.
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Se despide con tristeza su maestro de secta favorito :c