Cuchilla Fantasma Kashimir (2)
Conocer a Kashimir era su principal objetivo para venir a Tikan. Sin embargo, les costó encontrar la forma de reunirse con él.
Pero pensar que vendrÃa directamente a su puerta. Todo un giro inesperado de los acontecimientos.
“¿Qué es esto?”
Naturalmente, Jin se puso delante de Gilly y Murakan.
Kashimir se apoyó en la puerta y se encogió de hombros. Era difÃcil no ver la cimitarra que llevaba en la cintura. Era una hoja curva que masacró a cientos de fuertes oponentes antes de que su dueño recibiera el nombre de “Cuchilla Fantasma”.
“¡Caramba! ¿He perturbado tu apacible descanso?”
Murakan -que estaba divertido con la situación- sonrió. Jin pensó en por qué Kashimir habÃa acudido a ellos.
‘Es imposible que sepa lo nuestro en Akin. Parece que el jefe de defensa filtró nuestra ubicación general, y la dueña de la posada vio nuestro pase y se puso en contacto con ella’.
Pero, ¿por qué?
Acaban de llegar a Tikan y sólo han estado en la ciudad un total de dos horas. No hicieron nada en particular, sólo pasaron un rato tranquilo y de calidad.
No habÃa motivo para que Kashimir se interesara por ellos.
Entonces recordó su encuentro con Euria.
A menos que… ¿Y si Euria le contó a Alisa lo de la transformación de Murakan y, sabiendo que la transformación es una habilidad que sólo tienen los dragones, Alisa se lo comunicó a Kashimir?
Seguro de la posibilidad, Jin empezó a formular los escenarios en su cabeza.
‘Si le convenció una niña de 5 años que lo presenció y cree que somos dragones, significa que está desesperado. Al ser un conocido cercano, es probable que el jefe de defensa también lo sepa’.
Sin embargo, no parecÃa una situación horrible.
‘Los caballeros acorazados que están fuera no parecen tener intención de amenazarnos. Los trajeron para prepararse para una posible lucha contra un dragón. Si no es asÃ, no hay razón para mantenerlos fuera. HabrÃan entrado en la sala si quisieran asustarnos”.
Jin se dio cuenta de que Kashimir habÃa evacuado a la gente del interior de la posada por la misma razón.
Probablemente no sólo evacuó la posada, sino también los alrededores. Provocar la ira de un dragón a causa de este encuentro devastarÃa los alrededores’.
No tardó ni unos segundos en evaluar la situación. Su corta estancia en Tikan redujo fácilmente todas las posibilidades.
En ese momento, Jin pensó que podÃa acercarse con seguridad a Kashimir. Además de no saber que Murakan era el dragón, movilizó a las tropas en el exterior y evacuó a todo el mundo. Su preparación fue inmaculada.
Sin embargo, cometió un pequeño error.
“Oh, Dios mÃo. Zorra. ¿Me hablas asÃ? ¿Sabes quién soy?
“¿Qué?”
“Tan jodidamente molesto. ¿Crees que el mundo es tan fácil sólo porque tienes un arma genial en el culo y unos matones a los que arrastrar?”.
Kashimir no los saludó -más concretamente, a Murakan- con respeto.
Murakan siguió escupiendo palabrotas y maldiciones, y Kashimir se sobresaltó.
Era bien sabido que los dragones no tenÃan una gran personalidad.
Kashimir deberÃa haberlo sabido, pero de todos modos saludó a Murakan con indiferencia. Aunque era el PrÃncipe CaÃdo, ¿su actitud se debÃa a que habÃa formado parte de la Familia Imperial Vermont?
En cualquier caso, Murakan estaba en el lado más amable entre los desagradables dragones.
“¿Quién te crees que eres para estropear el buen humor? Te lo pregunto a ti, mestizo. ¿Sabes quién soy? Respóndeme”.
“Yo… no lo sé”.
El apuesto perfil de Kashimir se estropeó al responder a Murakan. ParecÃa muy conmocionado.
En ese momento, estaba seguro de que Murakan era el dragón. De lo contrario, no se quedarÃa quieto como un espantapájaros después de haber sido brutalmente humillado.
“Oh, ¿tienes un bulto de oro atascado en la garganta? Sigues sin hablar, perro tonto. Venga. Trae tu culo aquÃ. La gente como tú necesita una buena paliza para entrar en razón…”.
A pesar de decirle a Kashimir que viniera hacia él, Murakan se dirigió hacia el otro hombre dando pisotones.
Kashimir tembló de miedo mientras retrocedÃa lentamente. A Jin le entraron ganas de reÃr.
“Murakan, cálmate. Relájate. No te preocupes”.
Jin detuvo suavemente a Murakan. El dragón se quedó quieto, con los ojos fijos en Kashimir. HabrÃa hecho girar la mandÃbula del otro varias veces si no lo hubieran detenido.
HabÃa tres razones por las que Murakan estaba cabreado.
La razón más importante era porque habÃa hecho que su pobre Pastel de Fresa se sintiera amenazado, y luego se dividÃa entre que perturbara su paz y faltara al respeto.
Apenas recuperando el aliento, Kashimir se aclaró la garganta.
“¡Ejem! Mis disculpas. Parece que he sido insolente. No era mi intención agraviarte, asà que, por favor, te pido humildemente perdón”.
“Sir Cuchilla Fantasma Kashimir”.
“Eh, perdona, ¿pero sabes quién soy?”.
“¿Cómo no iba a saberlo? He estado deseando conocer al glorioso gobernante de Tikan”.
La actitud de Jin era mucho más tranquila que la de Murakan. Kashimir despejó su mente y evitó la mirada de Murakan.
“No sabÃa que de repente me visitarÃas asÃ. ¿Quizá por cierto gato?”
Al oÃr esto, Kashimir recuperó la compostura y la agudeza de sus ojos. Superó su trauma cuando recordó para qué habÃa venido en un principio.
“¿Y cómo te llamas?”
“Me llamo Jin Runcandel”.
Sin vacilar, dijo su verdadero nombre. Gilly -que estaba detrás de él- se tapó la boca. Murakan también se sorprendió ligeramente.
Que alguien se identificara como heredero de los Runcandel era una ocasión fuera de su control, pero revelar su propia identidad deberÃa haberse evitado a toda costa.
Por supuesto, el más sorprendido fue Kashimir.
“Si hubieras asistido al banquete no hace mucho, estoy seguro de que nos habrÃamos conocido de antemano. Es un placer conocerte, Sir Kashimir”.
Kashimir sonrió ligeramente.
‘Asà que él es Jin Runcandel… Después de revelar a ese hombre como el dragón, el chico se revela sin más. ¿Hubo algún caso en que los Runcandel y los dragones se llevaran bien?’
Según sus conocimientos, era imposible. Desde la antigüedad, los dragones sólo se relacionaban con magos que, o bien tenÃan contratos con dioses, o bien poseÃan habilidades especiales.
‘Ese frÃvolo es el dragón. Su forma de hablar y su tono eran los de un matón de callejón, pero la presión momentánea y la amenaza que desprendÃa eran inmensas’.
Analizando a la tripulación que tenÃa delante, Kashimir volvió naturalmente los ojos hacia Gilly.
‘¿Y esa mujer no es Gilly McRolan?’
Antes de ser considerado PrÃncipe CaÃdo, habÃa visto a algunos de los McRolan en el Palacio Imperial de Vermont.
Aunque no recordaba a Gilly con precisión, tenÃa un vÃvido recuerdo de una joven Gilly exhibiendo el potente poder de una garra en una academia de entrenamiento.
Y no le cabÃa la menor duda. El chico que tenÃa delante era un Runcandel. Aunque no entendÃa por qué Jin iba acompañado de un dragón.
“Es una larga historia. Señor Kashimir, por favor, tome asiento”.
Kashimir ordenó a los soldados que despejaran la zona. En su posición, era un movimiento peligroso, pero actuó por pacifismo para ganarse el favor del dragón.
Murakan, sin embargo, seguÃa molesto.
Respetando la decisión de Jin, Gilly puso tres copas sobre la mesa. Murakan se vio obligado a seguir la agenda del chico.
Glug, glug.
Jin vertió un poco de vino en la copa de Kashimir.
“Joven maestro Jin, ¿sabe tu clan de tu paradero con un dragón? Nunca habÃa pensado que un Runcandel y un dragón trabajaran juntos”.
“El clan no lo sabe”.
“Me estás contando un secreto arriesgado como si nada”.
“Porque acabas de enviar a tus soldados. Si las cosas no salen como he planeado, y dependiendo del resultado de esta conversación, podemos deshacernos de ti”.
Kashimir supuso que Jin estaba bromeando y se rió torpemente.
“Supongo que no le dimos a Euria suficiente helado. Si hubiéramos sabido que esto pasarÃa, le habrÃamos comprado cosas mejores. ¿Supongo que el señor Kashimir y Alisa confÃan de verdad en Euria? Viendo que actuaron según la historia aparentemente falsa de la niña…”.
“Y ya que el Joven Maestro Jin compartió un secreto clandestino, yo también compartiré uno. Euria es mi hija. No hay razón para que no confÃe en ella”.
Kashimir parecÃa robusto, pero definitivamente le faltaba en comparación con Alisa. Sin embargo, al imaginarlos a los dos uno junto al otro, sà que se ven bien juntos…
‘No, eso no es importante ahora”.
Jin asintió y continuó hablando,
“Nunca he oÃdo noticias de que Sir Kashimir tenga una hija”.
Como si esa información no fuera suficiente, Kashimir añadió a sus palabras.
“Y mi hija contrajo con Az Mil”.
“Por Az Mil, te refieres a…”.
“SÃ, el Dios de la visión, Az Mil”.
Jin comprendió por fin por qué Kashimir y Alisa confiaban en la absurda historia de Euria.
Cualquiera que tuviera un contrato con el Dios de la Visión nunca “verÃa cosas”. Para ellos no existÃan las alucinaciones.
“Creo que mi secreto tiene un peso equivalente al tuyo”.
-Mi hija contrajo con Az Mil.
Revelar tal verdad requerÃa una gran suma de valor. El contratista de Az Mil no sólo obtuvo el “Ojo Absoluto”, que les permite ver la verdad que hay detrás de todo, sino también el “Ojo que Todo lo Ve”, que les permite tener una visión del futuro.
Todos los gobernantes y lÃderes del mundo buscaron al contratante de Az Mil con la esperanza y la codicia de evitar la incertidumbre del futuro.
Por eso la mayorÃa de los contratistas de Az Mil sufrieron abusos y se aprovecharon de ellos, viviendo el resto de su vida en la miseria.
Especialmente con la extremidad de las acciones de los Zipfel y de la Familia Imperial de Vermont. Todos sabÃan que querÃan mantener al contratista a su lado “por todos los medios”.
“Espera, mestizo. Si ese chico es el contratista de Az, ¿dónde está el dragón? No he percibido la presencia de ningún dragón en esta ciudad. Es bien sabido que los dragones de Az cuidan muy bien de los contratistas”.
Comprometido en la conversación, Murakan se sentó en una silla, lo que calmó el ambiente. Combinando las palabras del dragón con la imagen de Euria sosteniendo un muñeco de dragón, Jin dedujo por fin por qué Kashimir habÃa acudido a ellos.
Por alguna razón, el dragón desapareció. Por eso vino aquà urgentemente tras enterarse de la presencia de otro dragón’.
El rostro de Kashimir se ensombreció.
“…El dragón guardián de Euria desapareció de repente hace un año. Creo que la culpa es de la Familia Imperial Vermont o de los Zipfel, pero es sólo una corazonada”.
“¿Qué clase de dragón estúpido se dejarÃa secuestrar asà como asÃ? Al menos habla con algo de sentido común…”
Murakan hizo una pausa y sus ojos se abrieron de par en par.
“Espera, ¿ha pasado un año? ¿Y tu hija… tiene 5 años?”.
“Efectivamente”.
Kashimir bajó la cabeza, manteniendo una expresión desesperanzada y melancólica mientras pensaba en el dÃa en que perdió a su amigo y en la creación de una muñeca para su hija para conmemorarlos.
Pero ahora mismo, perder a un conocido era la menor de las preocupaciones de Kashimir.
“¡Entonces eso significa que tu hija mira constantemente hacia el futuro! Un joven contratista no puede controlar sus habilidades sin su dragón. Joder, probablemente vio mi transformación en una visión”.
“¿Cómo dices? ¿Euria mira constantemente al futuro?”
“Un mÃsero humano como tú no lo entenderÃa. Ser testigo del futuro inflige mucha tensión mental, incluso para un dragón. Ahora mismo, tu hija es muy joven. No puede diferenciar entre fantasÃa y realidad”.
“¿Qué…?”
“A este paso, tu hija se volverá loca y quedará postrada en cama para siempre. Al cabo de uno o dos años, poco a poco se sentirá agotada, y a partir de ahà todo se volverá una bola de nieve. Será imposible detenerla. Debemos encontrar a ese dragón”.
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Se despide con tristeza su maestro de secta favorito :c