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RE: Empezando una Vida en un Mundo Diferente Arco 5 Capitulo 58

Regulus: «Keheh».

Colocándose una mano en el pecho después de que Emilia hubiera hablado.

Lo que sonó fue una carcajada que no podía ocultarse. Aunque al principio lo que se le escapó fue sólo un suspiro, pronto no pudo aguantar más, y su voz fue subiendo de volumen poco a poco, hasta convertirse en cachondeo.

Regulus: «¡Jajaja! ¡Ahaha! Huu, ahhahahahaha!»

Enderezando la espalda, Regulus rió a carcajadas como si hubiera oído un gran chiste. Metiéndose una mano en el pelo blanco y despeinándolo, el asesino estaba ahora inmerso en un ataque de risa que nadie más podía entender.

Subaru pudo deducir por su actitud petulante que la especulación de Emilia era correcta.

Subaru: «Cabrón, ¿qué te hace tanta gracia?».

Regulus: «Claro que tiene gracia, ¿verdad? O mejor dicho, lo es, realmente debo sugerirte que, en esta situación desesperada, dejes de intentar pensar y podamos reírnos todos juntos. En ese sentido, ¿comprendes la situación actual? Tú mismo, con tus propias manos empujaste el más crítico de los puntos críticos a esta calamidad!».

Subaru: «Guu…»

No cabían palabras.

Sólo en este momento, la respuesta de Regulus estaba tan perfectamente razonada que no podía ser recibida más que con la boca abierta.

Subaru giró la cabeza para mirar a Emilia, confirmando con ella si su especulación podía ser probada o no.

Sin embargo, ante la penetrante mirada de Subaru, Emilia negó con la cabeza.

Emilia: «No hay ningún error. Me lo confirmaron los microespíritus, y yo misma puedo sentirlo. Dentro de mí, hay algo extraño que no me pertenece. Se siente, taaan asqueroso».

Emilia afirmó así, un indicio desesperado que anunciaba la realidad presente.

El efecto de [Corazón de León] se había trasladado a Emilia. En otras palabras, la única forma de detener a Regulus ahora sería detener también los latidos del corazón de Emilia.

Subaru: «Entonces, ¿por qué el corazón de Emilia… con [Pequeño Rey], podría ser que me equivoqué? El corazón del hombre, no importa quién, mientras quiera…»

Si era ese tipo de habilidad, no existían resquicios en la autoridad de Regulus. Si podía dar su corazón incluso a hostiles y extraños, eso significaría que mientras la raza humana viviera, no existía una forma de matar a Regulus.

Más bien, si pudiera ser que su corazón pudiera reemplazar al de cualquier criatura viviente-.

Subaru: «Verdaderamente desvergonzado».

Regulus: «Los aullidos inútiles de un perro en retirada son agradables de oír. Jajaja, no importa lo que tenga que decir. Sigue corriendo con tu mal genio, buscar alguna excusa ridícula para tu fracaso es el derecho del perdedor. Y disfrutar de la superioridad mientras las oigo es mi derecho como ganador… ¡Aah, esto no está mal! No está nada mal».

Emilia: «No cumplo tus requisitos de esposa, tú mismo lo decías antes».

Regulus: «Qué pesado. Sigues y sigues como si fueras lo bastante fuerte como para hablar de tus propios derechos. Y lo que es más importante, ¿cómo piensas asumir la responsabilidad de matar a mis esposas? Mis esposas ideales… ¿cuánto tiempo crees que se tardó en reunir un grupo así? ¿Cuántos años cree que se necesitan? Obviamente mayor de edad, pero sin nada parecido a una esposa o amante, ¿quieres que sea uno de esos viudos basura que nadie quiere? Antes de que encuentre una nueva esposa, ¡tienes la obligación de unirte a mí!».

Usando palabras severas para abofetear a Emilia, lleno de espíritu mientras expresaba su retórica estaba Regulus.

El violento razonamiento en el que creía el asesino, completamente convencido de que su corazón estaba realmente dentro de Emilia. De ser así, la posibilidad de sacar el corazón de Regulus de Emilia-.

Regulus: «¿Te gustaría intentarlo? ¿Ver si hay alguna forma de que puedas mover mi corazón?».

«–»

Regulus: «El método es sencillo si quieres intentarlo. Ahora mismo, mata a la chica que tienes delante. Mientras acabes con su vida, comprenderás de forma natural si mi autoridad se detendrá o no. Muy muy simple, efectivo, y razonable… ¡ahaha! No podrías hacerlo, ¿verdad? Si haces algo así, con los motivos y valores con los que me has desafiado, ¿no habrás perdido tus razones autojustificativas?».

Aunque fuera difícil de admitir, Regulus tenía razón.

Subaru no tenía el valor de sacrificar a Emilia. Llámalo egoísta, llámalo arrogante, sólo eso no podía hacer.

Para derrotar a Regulus, ya habían echado por la borda las vidas de sus esposas.

Incluso con la revelación de que no había más alternativas que dejar ir esos sacrificios, de ninguna manera podían compararse con la vida de Emilia o la de sus otros camaradas.

Las decisiones de Natsuki Subaru siempre lo fueron, egoístas hasta un grado repugnante.

Regulus: «Verás. Alguien como él nunca podría. En ese caso, ¿qué tal si te suicidas por poder? Sencillo, ¿no? Igual que hiciste con los demás. ¿O qué? ¿No puedes hacerlo? Aunque claramente le has quitado la vida a otros sin consentimiento, ¿pero porque atesoras tanto la tuya no puedes hacerlo? Qué increíble, creo que voy a vomitar».

Emilia: «-Subaru».

Subaru: «Espera, no puedes. En serio, esto solo es inaceptable».

Ante la provocación de Regulus, Emilia también pareció llamar a Subaru como dándose cuenta. Al oír el tono implacable de su voz, Subaru se apresuró a detener a Emilia con miedo.

Aunque cediera a la provocación, seguramente no tomaría inmediatamente la decisión de abandonarse.

Sin embargo, Emilia ya había hecho un buen trabajo de elegir la peor opción si no tenía los medios para ganar.

Entonces Subaru, sólo tenía el pensamiento de que no elegiría en absoluto este camino. En ese caso, habían perdido.

Pronunciar el nombre de Emilia sólo la había detenido, pero él no podía pronunciar palabra alguna.

Regulus: «Entonces, en ese caso estamos a punto de poner fin a esto, ¿no? Aunque mantener a una mujer de baja categoría como tú no es de mi interés, por el momento transigiré. Antes de encontrar a mi próxima esposa me uniré a ti por un tiempo. Aunque tendré que matar a este tipo. Ya has infringido mis derechos hasta este punto… Ah, es cierto. Entonces, ¿te reíste antes?»

Ante Subaru, que apretaba los dientes, Regulus giró alegremente las comisuras de los labios hacia arriba.

Un torrente de magia brotó alrededor de Emilia, mientras planeaba tomar su propia decisión. Al mismo tiempo, Regulus, sin reparar en el viento, se echó a reír.

Regulus: «Tú eres ese tipo, ¿no? ¿Esa voz chillona de la ciudad que parloteaba justo antes de mi boda? Matar a un solo Arzobispo del Pecado o lo que sea… vaya broma, ¿verdad? Mis condolencias si de verdad pensabas que podías superarme sólo por haber matado a esa desgracia. Ese hombre, tanto antes como después de ser arzobispo, nunca ha conseguido nada, siempre ha sido un simplón.»

Regulus, se puso de pie y soltó una risita. A lo que apuntaban sus palabras, era sin duda al loco Petelgeuse Romanee-Conti que Subaru encontraba aborrecible.

Petelgeuse era la peor clase de lunático sin cualidades redentoras. No sentía ni una pizca de buena voluntad por el lunático, sino que lo odiaba hasta la médula, y nunca lo perdonaría aunque volviera como un fantasma.

Pero sin embargo, al ver al Arzobispo del Pecado ridiculizar a Petelgeuse, que se suponía era su camarada, en el corazón de Subaru creció un sentimiento inherente de desagrado.

La posibilidad de derrotar a Regulus, y además este enredado estado de vida y muerte de Emilia ni siquiera necesitaban mención.

Por otra parte, Petelgeuse, él-.

Subaru: «-Ah.»

Debió haber sido un odiado oponente lunático, una loca risa manchada de sangre apareció en su mente. Mientras pensaba en ello, levantó la cara. Entonces algo sintió como si hubiera empezado a agitarse dentro de su pecho, lo agarró, tragando saliva.

¿Podría ser, que algo así, también fuera posible?

Subaru: «¿Podría hacerse…?»

Incomprensible.

Estrictamente hablando, nadie puede garantizar la posibilidad generada dentro de la mente de Subaru. Al igual que traer una mesa vacía a una negociación- o más bien, estaba más cerca de ser el producto de los delirios de Subaru. Meramente los propios sentimientos de Subaru.

Pero, era precisamente por eso. Precisamente por eso, capaz de llegar a esta posibilidad era sólo Subaru.

Esa noción ahora, basada sólo en la intuición, ni siquiera un dios sabría si podría tener éxito- pero.

Subaru: «Emilia.»

Emilia: «–»

Sintiendo la magia que parecía haber llegado a su límite, Subaru la llamó.

Emilia permaneció en silencio, sólo revelando la comprensión de una tragedia. Sin embargo, en el fondo de sus ojos destellaba un atisbo de emoción. Es decir, expectación y confianza en Subaru, que la observaba.

Como para apoyar esos sentimientos, Subaru preguntó.

Subaru: «Emilia».

Emilia: «Mmm.»

Subaru: «-¿Puedes confiar completamente en mí, y dejarlo todo en mis manos?».

Emilia: «Puedo».

Ante esta pregunta, su respuesta llegó con sencillez y sin titubeos.

Emilia se llevó una mano al pecho y, por primera vez desde que regresó al campo de batalla, esbozó una sonrisa.

Emilia: «Creo que si es Subaru, puedes hacer cualquier cosa».

Aah, maldición, que despreciable era esto.

Una chica que le gustaba, tratándole con una confianza inquebrantable, ¡cómo podía fallar!

Ya fuera agarrando fuerte con las manos o mordiendo fuerte con los dientes, ¡aquí no se le permitía fallar!

Subaru respiró hondo lentamente y luego soltó el aire.

Luego, miró hacia Regulus, que los observaba en silencio. Regulus no obstruyó su conversación, sólo se apoyó en sus muñecas mientras esperaba tranquilamente.

Subaru: «¿No estás demasiado relajado?».

Regulus: «¿No suelo estar relajado?».

No quedaba ni rastro de fracaso ni nada parecido.

Regulus había revelado todos sus preparativos y quería acabar con Subaru. En verdad, la autoridad de Regulus [Corazón de León] era perfecta. Después de aclarar sus puntos clave, la victoria seguía siendo casi inalcanzable.

Sin embargo, precisamente porque estaba convencido de su inminente victoria, al enfrentarse a las luchas y esfuerzos de Subaru, miraba desde un lado sin intervenir.

No tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo. Ese punto, era el mismo para el propio Subaru.

Subaru: «–»

Si Beatrice hubiera estado aquí, podría haber habido otro método. Si esa chica inteligente hubiera estado a su lado, sin duda habría habido una forma menos arriesgada de ganar.

En el fondo de su pecho, yacía la conexión con la chica que era su camarada. Seguramente, cuando todo esto acabara, se llevaría una reprimenda por parte de ella, no le valdría con ser reprendido.

Así que ahora que estaba solo, recordando los tiempos en que había estado solo, los recuerdos que quedaban dentro de su pecho- no eran ciertamente los que traían felicidad, despertando sólo un paisaje inicial de terror y agonía.

Emilia: «Subaru.»

Subaru: «–»

Emilia: «Déjate llevar y hazlo».

La llamada de Emilia, se convirtió en fuerza para que él tomara la decisión.

Subaru se agarró violentamente el pecho, despertando algo en su interior que era realmente difícil de considerar suyo, concentrando su conciencia en el centro del remolino donde se arremolinaba esa fuerza caótica, liberándola-.

En este momento, cambiando ligeramente la forma en que lo llamaba.

Para que el asesino que había insultado al lunático entendiera lo que había pasado, sólo por esta vez.

Este poder, ¡este poder heredado de ese detestable loco!

Subaru: «¡Adelante… Manoo Inviisible-!»

※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※

-Providencia Invisible . O mejor dicho, [Mano Invisible].

La fuerza que surgió a través de su cuerpo, Subaru la definió como el poder de la bruja creado por el Factor Bruja. Echidna le había dicho en su castillo de ensueño que había obtenido el Factor Brujo desde que mató a Petelgeuse, pero aún no estaba claro qué perjuicios tenía. Sin embargo, el poder que otorgó a Subaru la Mano Invisible procedía indudablemente de aquí.

Así que, hasta ahora, Subaru nunca había intentado utilizar el Factor Bruja como su propia fuente de poder.

Subaru lo creía firmemente. La naturaleza de que este poder fuera similar al del loco, se debía a que el factor bruja de [Pereza] poseía inherentemente esta naturaleza.

La posibilidad de que Petelgeuse se desbocara dentro de él, ni siquiera quería considerarla.

-Pero si este es el caso, a qué se debía este sentimiento.

Haciendo eco, animado, animando silenciosamente desde el interior de Subaru.

Aplaudiendo por ser llamado. Aplaudiendo por poder usar de nuevo su poder. Aplaudiendo por ser requisado, completando su objetivo. Y entonces, fue sólo una alegría indecible incomprensible.

Acompañando a la liberación de ese poder, esa felicidad y aprecio, así como ese sentimiento de gratitud.

La fluctuación de esta emoción incomprensible, no era de ninguna manera algo que los problemas de Subaru pudieran resolver.

Regulus: «¿Hah?»

Acompañando al fuerte grito de Subaru, estaba el propio grito de Regulus mientras miraba al cielo.

Él no debería ser capaz de verlo. Porque esto era, la Mano Invisible.

La mano venenosa que era perfecta para asesinatos debido a su invisibilidad- habiendo sido insultada por Regulus como perezosa, un poder insignificante y residual, algo incluso más débil y residual que eso.

Sólo uno en número, con un alcance increíblemente corto, y demasiadas incógnitas.

Como la clave para salir de esta situación, debería haber un límite a la falta de fiabilidad.

Subaru: «–»

El primer paso de invocar la mano mágica, había sido superado. Ahora comenzaban el desconocido segundo paso y el tercero que sería el definitivo.

Con su propia conciencia, Subaru ordenó a las yemas de los dedos que entraran en acción, infundiendo sus propias esperanzas en la mano mágica que parecía tejida por la sombra.

Subaru: «¡Emilia!»

Y una vez más, confirmando si ella era consciente o no. Buscando ayuda para sí misma.

Junto con ese sonido, Emilia cerró los ojos, asintiendo como si entendiera lo que pasaría después de esto.

Emilia: «Está bien. -Estás aquí, Juice».

Los ojos de Emilia se llenaron de calidez y comprensión mientras extendía los brazos.

Preparándose repetidamente para la intención de Subaru, como si ya hubiera visto lo que pasaría, acortó la distancia a su corazón. Subaru no dudó al llevar la mano mágica a su pecho.

«–»

La mano invisible se movió hacia el centro del pecho de Emilia. Cuando las yemas de los dedos pasaron a través de su piel blanca sin resistencia, los hombros de Emilia saltaron como si hubiera sentido algo.

Sin embargo, la mano no podía detenerse. A través del esternón, a través de los pulmones, alcanzando finalmente el núcleo palpitante.

-La mano mágica, había llegado al corazón de Emilia.

El segundo paso se había cumplido.

Cuando el tabú fue activado, la mano mágica de la bruja atraviesa fácilmente el cuerpo de Subaru y sólo hiere su corazón. Esta era una aplicación de ese principio. La Mano invisible y la mano mágica de la bruja compartiendo eso adecuadamente, era el único camino que quedaba para apostar.

Sin embargo, el juego había tenido éxito hasta ahora. El problema era que después de esto, no había precedentes de ese poder.

Si tan sólo se apoderara del corazón de Emilia, podría hacerlo en un instante. Pero eso no tendría sentido. Este poder no debía ser usado para eso.

Entonces, para qué era este poder. -Ahora mismo, en este momento, este poder sería usado para salvar.

«–»

Era esto realmente posible, Subaru con su mente en un mar de confusión respiró profundamente.

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