Sunny estaba irritada y enfadada. Una vez más, hablar con Nephis le hizo perder el sentido del equilibrio.
Sin embargo, la decisión que tomó no fue emocional.
Tenía la compostura suficiente para mantener la cabeza despejada aunque le afectaran sentimientos hirvientes. Años de batallas y conflictos terribles le habían enseñado a mantener la cabeza fría.
Así pues, su elección fue fría y calculada.
Dos cosas habían quedado claras durante la conversación.
La primera era muy sencilla: Nephis pretendía unirse al Gran Clan Valor, mientras que Sunny no quería tener nada que ver con él.
Una cosa era convertirse en criado de un clan poderoso y próspero para poder hacer uso de sus vastos conocimientos, arsenal y recursos. A pesar de su fuerte deseo de seguir siendo independiente, Sunny había sopesado la idea.
Sin embargo, era una cosa completamente distinta unirse a un clan asediado que estaba a punto de entrar en una guerra destructiva y sangrienta contra un adversario igualmente temible. Para colmo de males, Valor estaba en el lado perdedor de la ecuación. Su enemigo, el gran clan Song, tenía todas las de ganar.
Y aún peor era la idea de unirse a una facción en guerra con planes conscientes de traicionarla más adelante. Nephis estaba más que dispuesta a enfrentarse finalmente en batalla no a uno, sino a los dos Grandes Clanes.
Ella tenía sus objetivos y su convicción, pero Sunny sólo quería que la dejaran en paz. No veía ninguna razón para seguirla hasta las fauces del dragón. Además, al unirse ella a Valor, se resolvía la condición inicial que le había obligado a entablar las malditas negociaciones.
Puesto que Valor estaba dispuesto a conformarse con reclutar a un solo miembro de la cohorte, y Estrella Cambiante estaba dispuesta a desempeñar el papel de recluta, ¿por qué demonios iba él a seguir su ejemplo?
En resumen, a pesar de todos los sentimientos contradictorios que bullían en el corazón de Sunny, la situación era bastante sencilla. No había ninguna razón de peso para que entrara al servicio del gran clan, pero sí una oportunidad conveniente para dar un paso atrás y alejarse. Sería un tonto si no la aprovechara.
…Claro que, en realidad, las cosas eran un poco más complicadas.
Lo que Estrella Cambiante había dicho podía haberle enfadado, pero no se equivocaba. De hecho, sus destinos parecían estar entrelazados.
De nacer el mismo año a recibir Aspectos Divinos y complementarios, de encontrarse a las puertas de la Academia a ser enviados a la misma pequeña parcela de la Orilla Olvidada… ya fuera por coincidencia o no, su conexión iba mucho más allá de la atadura de la Atadura de las Sombras.
Sunny tenía la firme sospecha de que su Atributo intrínseco, [Destino], tenía mucho que ver con haber puesto a Nephis en su camino. Y por mucho que Sunny deseara desafiar al destino, no era tan arrogante como para pensar que ya estaba preparado para romper sus cadenas.
Ya veía que, hiciera lo que hiciera, no podría evitar chocar de nuevo con Estrella Cambiante. Había tenido razón cuando dijo que escapar por completo de la atención de los Grandes Clanes era imposible para ellos; más aún para ella, pero también era cierto para Sunny.
Con su ascenso meteórico, su designación como Activo Estratégico Especial y su conexión tanto con Nephis como con Mordret -por no hablar de Dios de las Sombras y Tejedor-, entrar en contacto con los Soberanos y sus Dominios era sólo cuestión de tiempo. Aunque Nefis se uniera a Valor y Sunny no, lo más probable era que pronto volvieran a encontrarse.
La cuestión, pues, era más la naturaleza de su futura relación que si existiría o no.
Entonces… ¿qué podía hacer Sunny para convertirla en algo que tuviera visos de corresponder a sus deseos?
Quizá la revelación más importante que había resultado de su conversación era la naturaleza de las intenciones de Neph hacia Sunny y su poder sobre él.
Sunny había pasado varias semanas escondiendo la cabeza bajo el ala y evitando esta discusión crucial. Como resultado, aquellas semanas habían sido… quizá algunas de las más agradables de su vida. Sin embargo, sus acciones también habían provocado que al final todo le estallara en la cara.
Nephis le había dicho sin ambages que no tenía intención de volver a darle otra orden. No por ninguna consideración moral… sino simplemente porque estaba por debajo de ella.
Estrella Cambiante no necesitaba esclavos reacios. Desdeñaba la idea de obligar a nadie a obedecerla. En su lugar, planeaba que la gente la siguiera por su propia voluntad. En lugar de esclavizar a nadie, prefería que la gente se esclavizara y se atara a sí misma por su deseo de servirla.
Neph le había dicho que nunca le obligaría a hacer nada. Pero también parecía estar segura de que, al final, él la seguiría voluntariamente.
Y ése, para Sunny, era el problema central de la dinámica entre ellos.
Él creía que Nephis le valoraba. Incluso le respetaba. Pero a pesar de todo eso, ella seguía viéndole como un seguidor.
Y un seguidor nunca podría ser un igual.
Maldita sea.
Lo peor de todo es que su postura no carecía de fundamento.
Sunny no pudo evitar recordar su conversación con Effie. La cazadora le había dicho una vez que nunca sería más fuerte que Estrella Cambiante, porque Estrella Cambiante tenía algo de lo que él carecía.
Convicción.
Sunny había tenido la tentación de desestimar su comentario, bienintencionado pero mordaz. Sin embargo, no podía ignorar el hecho de que, a pesar de todos sus intentos desesperados, a pesar de haber estado a punto de suicidarse varias veces para alcanzar a Nephis, seguía habiendo una notable diferencia de poder y logros entre ellos.
No creía que le faltara determinación. Los dioses sabían que muy pocas personas se habían esforzado tanto y habían soportado tanto como él.
Pero su última conversación con Estrella Cambiante le había dado por fin a Sunny una idea de qué era exactamente lo que le faltaba.
Por lo que Sunny veía, su determinación no era menos intensa que la de Neph. Sin embargo, todos sus objetivos eran internos. Lo único que hacía era reaccionar ante las cosas. No se esforzaba por alcanzar nada, sino que sólo se esforzaba por evitar y alejarse de las cosas. Alejarse del peligro, de la pobreza, del propio destino… siempre había sido reactivo.
Neph, por el contrario, siempre había sido activa. Siempre había perseguido un objetivo más grande que ella misma. Como resultado, su convicción la empujaba hacia delante como una fuerza externa, mientras que Sunny estaba atascado intentando levantarse sin nada que le impulsara hacia delante.
Por eso estaba destinado a quedarse siempre atrás. El deseo egoísta de alcanzar la riqueza material y vivir libre nunca sería capaz de empujarle tan fuerte y tan lejos como el sueño loco e inalcanzable de Estrella Cambiante la empujaba a ella.
…Al menos ése era su pensamiento actual.
Quizá todo eran tonterías sin sentido.
En cualquier caso, Sunny estaba decidida a intentar encontrar una motivación igual de poderosa. O le ayudaría, o no… Sin embargo, pasara lo que pasara, no le satisfacía ser visto como un seguidor valioso en lugar de como un igual. Seguía decidido a hacerse más fuerte, mucho más fuerte, y si la convicción era lo que hacía falta para acelerar su progreso, estaba dispuesto a intentarlo.
Pero, ¿dónde se podía encontrar la convicción?
Bueno… Sunny estaba bastante seguro de que intentar salvar a cientos de millones de personas en la Antártida era un buen punto de partida.
Allí era donde iba a ir en busca de la verdadera fuerza.