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ATG Capitulo 2085

ATG Against the gods Capitulo 2085 Esencia Divina

Ante la mirada de asombro extremo de todos los presentes, Hua Qingying habló con calma:

“Las cuestiones del Reino de Dios Tejedor de Sueños no son de mi incumbencia. Pero, dado que Yun Che me ha llamado ‘tía’, cualquiera que desee atacarlo deberá recordar primero la Espada Inmortal Absoluta que tengo en mis manos.”

El llamado de Yun Che, diciendo “tía”, los había dejado atónitos e incrédulos. Sin embargo, las palabras de Hua Qingying fueron como espadas que atravesaron sus almas, clavando de manera irrevocable esa realidad en lo más profundo de sus mentes.

El sonido de muchas respiraciones contenidas resonó en el aire, desatando el caos.

¿Quién es Hua Qingying?

Es la persona más poderosa debajo de los  dioses verdaderos del Abismo. Si en los Seis Reinos de Dios no hubiera herederos de un dios verdadero, ella sería la verdadera primera figura de los seis reinos. Si no hubiera sido Hua Fuchen quien heredara el poder del Dios Verdadero, Hua Qingying sería la Primera Regente Divina en lugar de Dian Luohou.

(por primer se refiere a la más fuerte, supongo)

Aunque no es un dios verdadero, es la única en todo el Abismo cuyo nombre y poder rivalizan con los de un  dios verdadero, a pesar de no serlo. Se dice que ella ha cultivado el dao de la espada sin corazón, manteniéndose al margen de las sietes emociones y los seis deseos… pero, en el fondo, no es completamente insensible, pues tiene un único punto débil bien conocido.

Hua Caili.

Excepto por Hua Caili, Hua Qingying es impermeable a todo, nadie ni nada puede afectarla; ni siquiera los Regentes Divinos logran captar un segundo de su atención.

Sin embargo, en este momento, frente a todos los presentes, con voz firme y decidida, anunció que Yun Che estaba bajo su protección, dejando claro no solo a los presentes, sino a todo el Abismo.

Este acto y estas palabras destrozaron por completo la imagen que todos tenían de la Inmortal de la Espada Rompe Cielo. Incluso si fuera el Regente Divino Pintura del Corazón del Reino de Dios Rompe Cielo quien lo hubiera dicho, no los habría sorprendido tanto.

Mirando a su alrededor, cada rostro mostraba una expresión de asombro en diferentes grados, una incredulidad que no parecía disiparse fácilmente.

Incluso Meng Jianze, quien antes se retorcía de dolor como un gusano, dejó de gritar, como si las palabras de Hua Qingying hubieran destrozado su alma y cabeza.

Meng Jianxi, quien siempre había mantenido una expresión impecable, ocultando cualquier rastro de enojo, incomodidad o vergüenza, estaba ahora completamente anonadado; el asombro y la confusión en sus ojos escapaban a su control.

La protección de Hua Qingying, dada su posición y prestigio en el Reino de Dios Rompe Cielo, era casi equivalente a la protección de todo el Reino de Dios Rompe Cielo.

Jamás habría imaginado que ese “Meng Jianyuan” que tanto despreciaba, tuviera un respaldo tan temible.

Desde el primer día, Yun Che llegó al Reino de Dios Tejedor de Sueños junto con Hua Qingying, un hecho que Meng Jianxi ya conocía. Meng Kongchan incluso fue a recibirlos en persona. Pero él asumió que la Inmortal de la Espada había ido allí por asuntos importantes que debía comunicarle personalmente a Meng Kongchan… nadie, ni él ni nadie, hubiera imaginado que Hua Qingying había ido específicamente a acompañar a Yun Che.

“¿Cómo… cómo puede ser posible esto…?” murmuró Meng Cangji, cuyo enojo había sido reemplazado en gran parte por sorpresa y una creciente impotencia.

En ese momento, Meng Jianxi y muchos otros expertos del Reino de Dios Tejedor de Sueños empezaron a comprender por qué Meng Kongchan tenía tanto interés en convertir a “Meng Jianyuan” en otro Hijo Divino del Reino de Dios Tejedor de Sueños.

“Ya se había oído… que Meng Jianyuan fue enviado desde el Reino de Dios Rompe Cielo… y resulta que no solo es cierto, sino que hay una conexión tan estrecha.”

“La protección de otros puede ser solo de palabra, pero la protección de la Inmortal de la Espada… cualquiera que lo toque morirá…”

“Con el carácter de la Inmortal de la Espada Rompe Cielo, permitir que Meng Jianyuan la llame tía… vaya…”

“No es de extrañar que Meng Jianyuan haya actuado con tanta confianza y desdén desde su llegada al Reino de Dios Tejedor de Sueños, sin temor alguno de enfrentar al hijo divino Jianxi. No era arrogancia sin fundamento, sino que contaba con un respaldo como este.”

“No es de extrañar… No es de extrañar que el Regente Divino tenga una actitud tan especial hacia Meng Jianyuan…”

“¡Obvio! Las decisiones del Regente Divino están más allá de nuestra comprensión.”

……….

Los corazones de todos estaban alterados, pero ninguno de ellos podría imaginar que, en realidad, la persona más sorprendida de todas era el Regente Divino Sin Sueños.

Aunque su rostro no lo revelaba, y parecía que todo le era conocido, en el fondo estaba casi al borde de una tormenta emocional.

La mirada que dirigió a Yun Che… estaba llena de sorpresa, emoción, fervor…

Y una profunda y poderosa admiración, como si mirara a una montaña inalcanzable.

Años atrás, él mismo, junto a Dian Luohou y Pan Yusheng, hicieron todo lo posible, peleando entre ellos tanto abierta como secretamente, sin lograr que Hua Qingying les dedicara más de un segundo de su atención.

Pero Yun Che, en apenas unos pocos meses, no solo había conquistado a la mejor hija divina del mundo, Hua Caili, sino que además hizo que Hua Qingying acudiera en su apoyo, permitiéndole llamarla “tía”.

Aunque el padre ha fallado en su intento, pero su hijo… ¡su hijo lo había logrado!

Hubo un instante en el que casi se le llenaron los ojos de lágrimas.

Para un hombre, cuanto más inalcanzable es un objetivo, más fuerte es su deseo. Cuanto más alto es su estatus, más profundo es ese sentimiento. Y, en cierto sentido… esta situación era una satisfacción inesperada.

Meng Xuanjue, que se había retirado hasta la puerta del salón, apretaba los dientes con fuerza. Sus uñas se clavaban en las palmas de sus manos apretadas, y todo su cuerpo parecía estar cubierto por la sombra proyectada por la puerta del salón.

“…” La mirada de Dian Jiuzhi se apartó del lugar donde estaba Hua Qingying y se posó en Yun Che durante un largo rato, mostrando en su expresión un claro atisbo de desconcierto y confusión.

(se le borró la sonrisa al instante jasjajsa)

Meng Kongchan dejó escapar una leve risa, disipando la sorpresa y la confusión en el salón. Con una sonrisa, declaró: “El Reino de Dios Tejedor de Sueños y el Reino de Dios Rompe Cielo siempre han sido aliados. Yuan’er fue encontrado por el Reino de Dios Rompe Cielo, y el hecho de que haya regresado a salvo es una gran muestra de su amabilidad. Que Yuan’er tenga un vínculo con la Inmortal de la Espada es una bendición de por vida para nuestra alianza.”

Luego, volvió su mirada hacia Hua Qingying y, con el porte de un Regente Divino, dijo con serenidad: “La pérdida de control de Jianze casi resultó en un grave error, así que agradezco que la  Inmortal de la Espada lo haya disciplinado en mi lugar.”

Hua Qingying no respondió.

Meng Kongchan, acostumbrado a este tipo de reacciones, desvió entonces su mirada hacia Yun Che: “Yuan’er, si deseas que a An Zhiming se le aplique el hechizo de Caída en Sueños, es tu decisión. Nadie más podrá interferir.”

La última frase la pronunció con un tono firme, lo que hizo estremecer a varios de los presentes.

“Dios Padre…”

Antes de que Yun Che pudiera responder, una voz débil y dolorida se oyó.

Meng Jianze, apoyado en una rodilla, levantó la cabeza con dificultad: “Estos individuos… fueron, de hecho, enviados por mí. Pero todo esto no tiene nada que ver con el Hijo Divino. Con el carácter y la posición que posee el Hijo Divino, jamás se rebajaría a emplear estos métodos tan despreciables. Todo fue por mi desagrado hacia Meng Jianyuan, que apenas regresó y ya intentaba reclamar el título de Hijo Divino… El Hijo Divino es completamente inocente. Suplico a Dios Padre que lo perdone… suplico que lo perdone…”

Apenas terminó de hablar, Meng Jianze volvió a desplomarse en el suelo, sacudido por espasmos de dolor.

Meng Xuanjue habló entonces en voz baja: “Regente Divino, Jianxi es nuestro hijo, y tú y yo conocemos bien su carácter. Aunque realmente deseara ir contra Meng Jianyuan, jamás recurriría a métodos tan bajos. Todo esto es claramente obra de Meng Jianze. Por favor, Regente Divino, obsérvalo con claridad.”

Meng Kongchan soltó un bufido frío, dejando entrever algo de su enojo: “Sea cierto o no, la Caída en Sueños lo revelará.”

El rostro de Meng Jianxi se tornó cada vez más pálido. Las manos de Meng Xuanjue, que ya chorreaban sangre, se cerraron aún más con fuerza, pero ninguno se atrevió a decir otra palabra.

Yun Che observó a Meng Jianxi con una expresión entre burlona y sarcástica: “Hijo divino Jianxi, aunque la espada de mi tía no haya derramado sangre, su filo atraviesa el alma, causando un dolor insoportable. Aun así, él se esfuerza por defenderte. Ha hecho todo esto por ti; ¿no tienes nada que decir en su defensa?”

Meng Jianxi abrió la boca, pero no salió sonido alguno.

El desarrollo de los acontecimientos había escapado completamente a su control y comprensión.

Yun Che sonrió. Para Meng Jianxi, esta sonrisa era aún más sarcástica y despectiva que cualquiera de las anteriores.

Yun Che se volvió y dijo con solemnidad: “Regente Divino, son solo tretas infantiles sin importancia. Creo que quienes están aquí ya tienen una idea clara de quién está detrás y quién lo llevó a cabo.”

“An Zhiming enfrentó solo al Regente Divino con un espíritu humilde y un admirable coraje, demostrando un noble deseo de proteger a sus familiares. Hacerle caer en la Caída en Sueños por una nimiedad como esta, destruyendo su cara, sería demasiado.”

“Así que,” continuó Yun Che, mirando a Meng Jianxi y luego al Regente Divino Meng Kongchan, “creo que podemos olvidar la Caída en Sueños en este caso.”

Meng Kongchan asintió levemente, con una expresión de satisfacción que no intentó ocultar: “Ya dije que la decisión estaba en tus manos. Así que, que no se aplique la Caída en Sueños.”

Meng Jianze, recostado en el suelo, soltó un suspiro de alivio y comenzó a respirar agitadamente.

Meng Xuanji, Meng Jinghai y otros presentes mostraron reacciones variadas… pero entre la multitud, muchas miradas se posaron en Yun Che, llenas de respeto y admiración.

Frente a la poderosa facción del hijo divino, Yun Che se mantuvo firme y sin temor, imponiéndose con fuerza. Sin embargo, cuando se trató del honor del Reino de Dios Tejedor de Sueños, que él representaba con autoridad, se retiró con resolución.

Este comportamiento, en contraste con Meng Jianxi, hizo que muchos comenzaran a ver al Hijo Divino Tejedor de Sueños, antes considerado perfecto y admirable en todos los sentidos, como alguien que ahora parecía un poco menos digno.

Desde el inicio, Yun Che nunca tuvo intención de aplicar la Caída en Sueños. Meng Jianxi era el Hijo Divino Tejedor de Sueños, y su imagen representaba la cara del Reino de Dios Tejedor de Sueños. Había cosas que, una vez comprendidas, bastaba con insinuarlas sin exponerlas, especialmente cuando la cara de un reino estaba en juego.

“…” Meng Jianxi, sin embargo, no sintió ningún alivio. Sus entrañas parecían contraerse dolorosamente, y varias veces estuvo a punto de escupir una bocanada de sangre.

¿Por qué…? ¿Por qué tiene que ser así…?

Se supone que él no es más que un pobre don nadie sin historia alguna, alguien que debería ser fácil de manipular y aplastar con un solo movimiento…

¿Por qué…?

Meng Kongchan habló fríamente: “An Zhiming, tú y los otros nueve olvidarán lo que ocurrió hoy. Así, podrán estar en paz.”

An Zhiming alzó la cabeza de repente, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Aunque fueron solo unas pocas palabras, provenían de la boca del Regente Divino. Con estas palabras del Regente Divino Sin Sueños, él y los suyos no solo recibirían una paz momentánea, sino una estabilidad duradera.

Golpeó el suelo con la frente y, entre sollozos, dijo: “¡Gracias por la gracia del Regente Divino, gracias por la gran bondad del hijo divino Yuan! Olvidaré completamente lo ocurrido hoy, y si llego a divulgarlo, ¡que los cielos y la tierra me destruyan!”

“Retírense.”

Antes de que los nueve pudieran agradecer uno por uno, Meng Kongchan los devolvió a su lugar de un movimiento de su mano. Alzó la vista y, con una voz que resonó en el salón, preguntó: “En cuanto a la proclamación de Meng Jianyuan como Hijo Divino Tejedor de Sueños, ¿alguien tiene alguna objeción?”

Tras un breve silencio, Meng Cangji se adelantó.

Pero su expresión había cambiado, mostrándose ahora mucho más respetuoso: “Seguiremos las órdenes del Su Majestad. Sin embargo, el título de Hijo Divino es de gran importancia. Al final, aunque se nombre a diez Hijos Divinos, solo uno será digno de heredar la voluntad de Su Majestad y convertirse en el nuevo Regente Divino. Por lo tanto, si hay varios Hijos Divinos, deben establecerse jerarquías.”

Siendo parte de la familia materna de Meng Jianxi, su destino estaba directamente ligado al futuro de Meng Jianxi, por lo que debía luchar hasta el final.

Meng Kongchan replicó con calma: “Si es así, adelante y explica cómo debería hacerse esta distinción, Gran Maestro de Salón.”

(creo que asi le puse en el cap anterior.. recuerden que es el jefe de los salones de los sueños)

Meng Cangji respondió: “Sugiero que Jianxi sea el primer Hijo Divino y Jianyuan el segundo.”

“¿Ah?” Yun Che intervino inmediatamente: “Si dos personas deberían tener el mismo título, asignar un primero y un segundo creará una gran diferencia. Al fin y al cabo, a los ojos del mundo, el segundo no es más que la sombra del primero.”

“Si realmente debe ser así… todos saben que Meng Jianyuan es el primer Hijo Divino del Reino de Dios Tejedor de Sueños. ¿Por qué debería ser relegado al segundo lugar?”

El rostro de Meng Cangji se oscureció, y replicó con voz severa: “Meng Jianyuan, no importa cuán elocuente seas o cuántas trabas pongas, nadie puede dudar o cuestionar el criterio fundamental para juzgar la valía de un Hijo Divino… y eso es la Esencia Divina.”

Al mencionar la Esencia Divina, Meng Cangji recobró toda su confianza: “Jianxi nació con seis puntos de Esencia Divina, y luego despertó tres adicionales, alcanzando nueve en total. En comparación con los Hijos e Hijas Divinos de los otros seis reinos, su talento es sobresaliente.”

“Tú, Meng Jianyuan, solo posees ocho puntos de Esencia Divina. Esta diferencia de uno en el nivel de Hijo Divino es la que marca la frontera entre lo superior y lo inferior. No pueden compararse ni competir entre sí.”

Meng Kongchan, que también tenía ocho puntos de Esencia Divina, reaccionó: “…?”

Aunque Meng Cangji tenía sus motivos, sus palabras eran irrebatibles.

Poseer ocho puntos de Esencia Divina otorgaba la calificación de Hijo o Hija Divino en un Reino de Dios; nueve elevaban ese estatus; y diez, el máximo de Esencia Divina, era tan raro que podía pasar generaciones sin que apareciera un solo individuo en los seis reinos. En la actualidad, solo la Hija Divina Rompe Cielo Hua Caili, reconocida como un milagro divino en el Reino de Dios Rompe Cielo, ostentaba esta perfección.

Así, cuando un reino contaba con varios Hijos Divinos, la cantidad de Esencia Divina era el único criterio para decidir quién podría heredar el trono.

El caso del último regente del Reino de Dios Rompe Cielo fue una excepción “especial.”

“Excelente explicación,” Yun Che asintió, respaldando las palabras de Meng Cangji. “Pero, parece que el Gran Maestro de Salón ha pasado por alto algo.”

“Jianxi solo nació con seis puntos de Esencia Divina y despertó tres más hace cien años. Entonces, ¿cómo puedes estar seguro… de que Meng Jianyuan, que posee ocho , no despertará Esencia Divina adicional?”

Todos quedaron perplejos. Meng Cangji soltó un bufido: “Despertar Esencia Divina es algo rarísimo; no creas que el milagro de Jianxi puede repetirse tan fácilmente.”

Hizo una pausa y luego sonrió, aprovechando la situación: “Pero, ya que lo sugieres, y para que sea justo, los nueve Salones de los Sueños puede realizarte una nueva prueba de Esencia Divina ahora mismo. Si, por casualidad, despiertas una Esencia Divina adicional y llegas a las nueve, nadie en este mundo se opondría a que seas Hijo Divino junto a Jianxi.”

“Pero si sigues teniendo solo ocho…” miró con cautela a Meng Kongchan, “deberías asumir tu rol como segundo Hijo Divino.”

“Bueno…” Yun Che parecía reflexionar y luego entrecerró los ojos, diciendo: “¿Y qué pasaría si por casualidad despertara dos adicionales de Esencia Divina y alcanzara el nivel perfecto de Esencia Divina, superando a Jianxi?”

Ante esta declaración, Meng Cangji se quedó momentáneamente paralizado, como si no pudiera creer que alguien dijera algo tan absurdo, y luego estalló en una carcajada: “¡Ja, ja, ja…! ¡Ja, ja, ja!”

Su risa provocó una ola de risas en el salón, como si todos compartieran una broma.

Meng Kongchan frunció ligeramente el ceño, sintiendo una inquietud inexplicable. Giró la cabeza bruscamente, mirando incrédulo a Yun Che, cuyo rostro estaba lleno de determinación. Su corazón se agitaba de forma incontrolable, casi desbordándose por sus ojos.

¿Será posible…?

¿Podría ser…?

En ese momento, Hua Qingying también bajó la mirada ligeramente.

“¡Muy bien, qué gran ambición, ja, ja, ja!” Meng Cangji parecía estar alabándolo, aunque sus palabras estaban cargadas de sarcasmo y burla: “Meng Jianyuan, si realmente alcanzas la Esencia Divina perfecta, no necesitarías compararte con diez Jianxi. En ese momento, no solo serías el primer Hijo Divino… Si no lo deseas, incluso si tengo que arrodillarme, rogaré para que seas el único Hijo Divino de nuestro Reino de Dios Tejedor de Sueños.”

(cuando cavas tu propia tumba xD)

Yun Che sonrió y entrecerró los ojos: “Perfecto, entonces, comencemos.”

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